Mucha tristeza estos días. No. Mucha ira estuvo guardada dentro de esta chozita de esta frágil paja, por mucho tiempo. Es irónico. Porque esa masa espesa quería desbordarse por todas partes. Un mar tormentoso, dentro de un vasito de agua. Un halcón furioso dentro de una jaula. Una nota metálica en un espacio cerrado. Y ahora… Ahora no ha cambiado mucho. El halcón se ha hecho más manso, que el mar ya no está tan tormentoso, que la nota esta un poco mejor regulada, es un alivio en mi interior, en todo sentido. No me malinterpreten. No se ha ido. Sigue ahí, solo que ya nadie esta dudoso. Ya sabemos que esta ahí, que algunos están locos. Que por mis poros estoy tratando de canalizar gota a gota el caliente liquido de la cólera, sin que nadie se de cuenta que estoy sudando sangre. ¿Por qué tanto sigilo? No quiero alertar. Aunque bueno, eso hace poco era mi propósito. Ahora que me doy cuenta que la bandera roja se vio, y no fue de mucha ayuda, me he rendido al auxilio. No pueden ayudarm
Hubo un tiempo en el que me sentí desubicada por no encajar en lo experto que ahora están importando. Estoy en esa época de la vida donde estoy a punto de “empezar a vivir” (comillas, porque siento que es una gigante falacia) y por eso debo escogerlo bien. Les presento la balanza incongruente. En breve verán porque la llamo así. En un lado está lo que más necesito: que es dinero, poder, reconocimiento, orgullo de mis padres. Esta genera conflicto desde muchos ámbitos, debido a que, según mi poco criterio, el dinero no lo es todo, para mí. Jamás me ha resultado la fuente de mi felicidad, más esto no quiere decir que he nacido con una cuna de oro. Todo lo contrario, desde mis vagos recuerdos de la infancia ha sido fuente de sacrificio y preocupación entre mis padres, mi familia y tal vez me pueda anotar en esa lista, pero como acabo de expresar, mis situaciones (en general) siempre las admiraba positivamente. Por lo tanto, para poder vivir bien, necesito crear el sustento potencial que