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La verdad que jamás será contada.- Parte 1

 Mucha tristeza estos días. 

No. Mucha ira estuvo guardada dentro de esta chozita de esta frágil paja, por mucho tiempo. 

Es irónico. Porque esa masa espesa quería desbordarse por todas partes. Un mar tormentoso, dentro de un vasito de agua. Un halcón furioso dentro de una jaula. Una nota metálica en un espacio cerrado. Y ahora…

Ahora no ha cambiado mucho.  El halcón se ha hecho más manso, que el mar ya no está tan tormentoso, que la nota esta un poco mejor regulada, es un alivio en mi interior, en todo sentido.

No me malinterpreten. No se ha ido. Sigue ahí, solo que ya nadie esta dudoso. Ya sabemos que esta ahí, que algunos están locos. Que por mis poros estoy tratando de canalizar gota a gota el caliente liquido de la cólera, sin que nadie se de cuenta que estoy sudando sangre. 

¿Por qué tanto sigilo? No quiero alertar. Aunque bueno, eso hace poco era mi propósito. Ahora que me doy cuenta que la bandera roja se vio, y no fue de mucha ayuda, me he rendido al auxilio. No pueden ayudarme ellos, no hay dinero, no hay tiempo, no hay situación, “no hay cura”. 

“En mis tiempos no existía eso de salud mental ni psicología, con un buen palo se te quitaba el llanto. Te mandaba a dormir.” 

¿Quieres que me ría? ¿Que deje de sentir porque tú “no lo hiciste”? Mamá. Te ahogaste. Te ahogaste y con gusto porque ellos te dijeron que también se lo debe hacer. Que tienes que no sentir el fondo, sino salir antes de tragar el agua que en algún momento todo el mundo debe hacer. 

No podemos negarnos sentir mamá. Estoy aprendiendo yo sola a como digerir y tragar estos sentimientos, sin que se quede ningún residuo. No es fácil. Se que me tomará tiempo mejorar mi vida y mi salud. Mucho más con el hecho de que tu no me estás apoyando con nada de lo que me esta pasando. 

Mamá, estoy creciendo. Necesito agua, sol, y algunas otras cosas que antes no eran indispensables, pero ahora sí. Necesito una maceta nueva. Pero una real mamá, no las que tu piensas que me harán feliz porque “a ti te hubieran hecho feliz” en mi momento. Soy una persona individual, muy distinta a ti a pesar de ser tu sangre y ser tu fruto. Quiero vivir las cosas que tu ya viviste.

Quiero antes de correr, aprender a caminar. Se que, sino me caeré más veces, y no creo que alguien a la edad de cuando se corre me ayude a caminar. 

Por eso mamá, estoy cuidándome. Yo se lo que quiero, se con quien lo quiero y como prevenir lo que tu crees que va a pasar. Si es que pasa, tenia que. Si no, pues que alegría. Pero habré sentido lo que es estar cerca de la punta del iceberg.


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