Ir al contenido principal

Y explotaré. Y me llevaré mares y ríos al cielo.

 Hola, origen

Te escribo porque llevo mucho tiempo pensando en ti. Me has estado causando un dolor en el pecho muy parecido al paro cardiaco que en algún punto del tiempo te puede dar. Me he preocupado mucho porque esto empezó desde que todo terminó en mí. No puedo compararlo con un vacío porque es, al contrario. Me siento llena, repleta de una sustancia viscosa, una flema estúpida que me tapa la nariz por las noches, me llena la boca cuando estás frente a mí, y se esconde en lo más recóndito de mis pasos de baile en el día. 

Es divertido, porque no lo entiendo. Digo que alguien vive dentro de mí, alguien triste y melancólico, pero sabe esconderse tan bien de mí, por algo la llame: “mi sombra”. No la encuentro nunca en ningún rincón de mi mente. Jugar a las escondidas con ella es tedioso, como alguna vez lo hice contigo, y nunca te pude encontrar. Siempre me rendía. Pues con ella pasa lo mismo. Pero contrario.

No sé si me explico. Somos dos personas distintas, pero a la vez, conectadas. Una ríe por el día, y puede manejar bien el dolor frente a las personas que no pueden, pero en la noche aparece y se deja acostar conmigo, a mi lado. Coge mi mano y me susurra todo lo malo de mí, y mi situación. Una trágica canción de cuna, como los clásicos de Grecia.

Al siguiente día sigue ahí, como tú. Como cuando te ibas a trabajar a las 6:00 am, y me dabas el beso de buenos días, y yo aun dormitando. Pero en cambio este ente no me da un beso, ni un bueno día, sino el “Veamos cómo vas hoy” y se va. 

Entra para cuidarme todos los días doña sonrisa, don responsabilidad y don preocupación. Aunque a veces el señor estrés pasa por la casa, estos tres son los que me acompañan mi día de ahora.

Me dan consejos, algunos más oscuros que otros. Sonrisa me dice que baile, que ponga música y empiece el día siendo quien quiera ser, como alguna vez las Barbees decían. En cambio, don responsabilidad es más exigente, y me anda hincando con un palo la espalda para que haga las cosas, bueno… las que recuerda. Es muy olvidadizo. Me alegro de eso, porque si recordara bien tendría un hueco en la espalda. Él no me deja en paz incluso hasta cuando llega mi sombra. Y, por último, don preocupación me dice que aprenda a no escuchar. 

Ese fue el que me preocupo. No escuchar. ¿No escuchar? No. Hacer caso omiso a lo que escucho, dejarlo para después, tener prioridades. Él no es una prioridad hasta la noche. Así que solo está ahí para sostenerme cuando me caigo desmayada de día.

Estos días, como te iba diciendo, me ha estado doliendo el pecho. No sé qué lo causaba, pero preocupación dice que tal vez esté siendo su trabajo, y ninguno de los dos sabe cómo arreglarlo.

Me molesta mucho, porque comparado al dolor de los pies, el martillazo del palo de responsabilidad, y el dolor de cabeza de estrés, esto es lo que duele más.

Siento que en algún momento… voy, debo vomitar.

Vomitar y sacarlo todo, pero no en líquido, sino en gritos. Eso me asusta más. Los gritos son lo que tal vez me tengan con este malestar. Los golpes en el corazón que me hiciste dar crearon lágrimas y esas lágrimas se evaporaron y crearon nubes y esas nubes explotaron y se convirtieron en aire y ese aire en gritos y esos gritos se acumularon y ahora desean salir a toda costa.

Si vomito gritos, serán involuntarios. Serán gritos de pánico, de ira, de horror, de impotencia, de amor, gritos de emociones mezcladas en pocas oraciones que espero que tengan sentido.

Es casi como lo que estoy haciendo aquí. Dejando fluir de mis dedos temblorosos algunas de esas cosas que pasan por el laberinto de ideas y juegos donde mi sombra y yo, pasábamos horas jugando desde niñas.



Comentarios

Entradas populares de este blog

La verdad que jamás será contada.- Parte 1

 Mucha tristeza estos días.  No. Mucha ira estuvo guardada dentro de esta chozita de esta frágil paja, por mucho tiempo.  Es irónico. Porque esa masa espesa quería desbordarse por todas partes. Un mar tormentoso, dentro de un vasito de agua. Un halcón furioso dentro de una jaula. Una nota metálica en un espacio cerrado. Y ahora… Ahora no ha cambiado mucho.  El halcón se ha hecho más manso, que el mar ya no está tan tormentoso, que la nota esta un poco mejor regulada, es un alivio en mi interior, en todo sentido. No me malinterpreten. No se ha ido. Sigue ahí, solo que ya nadie esta dudoso. Ya sabemos que esta ahí, que algunos están locos. Que por mis poros estoy tratando de canalizar gota a gota el caliente liquido de la cólera, sin que nadie se de cuenta que estoy sudando sangre.  ¿Por qué tanto sigilo? No quiero alertar. Aunque bueno, eso hace poco era mi propósito. Ahora que me doy cuenta que la bandera roja se vio, y no fue de mucha ayuda, me he rendido al auxilio. No pueden ayudarm

Viento llévame lejos antes que el tiempo lo haga.

  A veces me rindo mentalmente conmigo misma. Lo hago para paz mental, pero no existe alguna cosa parecida. Estoy cansada de abandonar amantes, que me da pánico abandonar esto. El frio de los pensamientos solitarios siempre van a estar presentes, acostúmbrate al miedo Duerme con él y hazle lo que le gusta por las mañanas Se su amiga y deja que cuente sus problemas, porque así aprenderás de que el miedo tiene debilidades. Alguna vez hable con un diente de león Y me dijo que le gustaba volar lejos. Pero le daba miedo salir a volar. Me pareció irracional lo que decía, pero con el tiempo lo entendí. Amaba la vista desde arriba, pero el viento era fuerte y era lo que controlaba todo su ser. Más cuando alguien lo encontraba, le gustaba volar alrededor y dejar que pidan un deseo con él. Quiero volar lejos y que pidan un deseo conmigo. ¿Me lo permites señor tiempo?

Amor de una bestía -parte 2 de la muñeca de trapo

¿Cómo es que jamás me di cuenta de ti? Lo lamento al haberte abandonado lúgubre muñeca. Me acompañaste en días buenos, malos e inspiradores, y yo quise dejarte… de nuevo. Lo lamento ser tan cruel. Lo lamento ser tan egoísta. Lamento ser tan nefasta. ¿Acaso controlarte fue mi ilusión? Manipuladores pensamientos del amor sano,  Estoy casi seguro que eso no existe, Porque si yo me siento bien, tú mal, Y si yo me siento mal, tu bien.   ¿Por qué lloras cariño? Estoy abriendo tu jaula, estoy dejándote ir. “Pero suéltame” Susurraste, mirando con tus ojos convertidos en rubíes,  Mirando con insistencia mi mano en tu brazo. No me había dado cuenta que seguía sosteniéndote.  ¿Por qué no te puedo soltar? En cambio, te agarré más fuerte, y hablaba, pero el que hablaba no era yo,  Sino mi boca, el que te sostenía, no era yo, sino mi mano. El que te gritaba que te quedarás no era yo, sino mi ego. Tenía que controlarme, Debo controlarme para dejarte ir, para dejarnos ir. Volviste a mí, inesperadament